1.- JUSTIFICACIÓN DE LA ESTRUCTURA.
En la estructura de Marcos 1, 1
– 15 tenemos tres partes bien diferenciadas.
- a) En primer lugar nos
encontramos con lo que se presenta como título del evangelio: “Principio del
evangelio de Jesús Cristo Hijo de Dios”
- b) A continuación viene el
anuncio de la llegada del mensajero. El anuncio tiene la forma de una promesa
(versículos 2 – 3)
En la promesa podemos distinguir dos secciones:
Primera sección: el anuncio del
envío del mensajero por "delante", que tendrá su cumplimiento en
"el que viene detrás"
La segunda sección: habla de la
voz que grita en el desierto. Con esta parte se corresponde la llegada de Juan
al desierto y la predicación del bautismo de conversión.
-
c) En tercer lugar Marcos nos presenta las figuras de Juan y de Jesús
en paralelo como aparece en el esquema de la estructura.
Como dice Joel Marcus:
“Dentro del prólogo se pueden
discernir dos subsecciones: Aquella que trata primeramente de Juan Bautista
(Mc. 1, 1 – 8) y la que trata primariamente de Jesús (Mc. 1, 9 – 15)”[1]
Juan tiene una doble misión que cumplir:
-. Predicar el bautismo de
conversión.
- Anunciar la llegada del que
viene detrás como "el más fuerte", el Esposo, "el que bautizará
con Espíritu Santo"
Jesús viene presentado como
Aquél que es bautizado por Juan y que realizará el nuevo éxodo, el que cumplirá
las promesas mesiánicas, aquél en quien comienza la nueva creación. Jesús llega
desde Galilea y vuelve a Galilea (inclusión).
2.- COMENTARIO.
“Principio del evangelio de Jesús Cristo Hijo de Dios.”
El "principio" no es
el principio del comienzo de la obra de Marcos, como podríamos pensar, pues
sólo posteriormente, a partir del siglo II, se denominará a este género literario,
inaugurado, por Marcos con el nombre de "evangelio".
La palabra principio (arje) en
griego tiene un doble significado: origen y fundamento.
El "principio", es el
origen de la buena noticia. Un origen
temporal, histórico de cómo empezó y se desarrolló la buena noticia. Ese origen
histórico es la llegada de Jesús a Galilea, la llegada del más fuerte, del que
bautiza en Espíritu Santo, como anuncia Juan.
Pero al mismo tiempo, origen quiere mostrar cual es
fundamento de esa buena noticia. El fundamento es que Jesús es Mesías e Hijo de
Dios.Eso es lo que Marcos quiere mostrar a su comunidad.
El sentido de
"principio" depende de la manera como se entienda el genitivo que le
sigue, "evangelio". Y el sentido de "evangelio" depende de
cómo se entienda el genitivo que sigue "Jesús Mesías Hijo de Dios".
Este último puede ser
comprendido como genitivo subjetivo: la buena notica es la noticia anunciada
por Jesús, es Jesús quien la anuncia. Pero puede ser, también, entendido
como genitivo objetivo: el contenido de la buena noticia es que Jesús es
Mesías Hijo de Dios.
Las dos maneras de comprenderlo
no se excluyen sino que se complementan. Así, pues, Jesús es quien anuncia la
buena noticia, pero, sobre todo, Jesús Mesías Hijo de Dios es el contenido de
la buena noticia.
Marcos en su evangelio hace esta
identificación entre la persona de Jesús y la buena noticia, el evangelio, cuando
emplea la expresión "por mí y por el evangelio". El evangelio es
la persona de Jesús: lo que es, lo que dice y lo que hace. Aceptar a Jesús
implica aceptar su palabra, sus opciones, sus acciones y su destino. El
evangelio no es un libro o una ideología. El evangelio es una persona, Jesús.
Como estamos diciendo eso es lo
que Marcos quiere expresar cuando intercambia "por causa mía" y
"por causa del evangelio" (cfr. Mc. 8,35; 10,29; 13,9).
La palabra "principio"
engloba, pues, las dos acepciones de comienzo y de fundamento.
"Es bien verdadero que
"el comienzo del evangelio" es una historia del Mesías"[2]
La buena noticia es una persona,
Jesús. En ella Dios se ha manifestado. Él es el verdadero enviado de Dios, su
Hijo. La buena noticia es que en Jesússe nos revela el verdadero rostro del
Padre.
El adjetivo “buena” designa la
vertiente experiencial de la noticia, es algo que yo he experimentado
personalmente como bueno.
"La experiencia de buena
noticia por parte de cada individuo depende además de su aceptación del
mensaje. El evangelio lleva así a la comunidad ya constituida, a profundizar su
experiencia de Jesús, para los que se acercan es una invitación a participar de
ella"[3]
Jesús viene presentado como
Mesías, título judío y como Hijo de Dios, título de carácter universal, válido para judíos y
paganos.
Mesías
le proclamará Pedro, un judío. (Marcos 8, 29)
Hijo de Dios le proclamará el centurión, un pagano, en el momento de su muerte. (Marcos
15, 39).
Estas dos confesiones
estructuran el evangelio de Marcos:
En 8,27-29 Pedro confiesa a
Jesús como Mesías. Es el centro del evangelio.
En 15,39 El Centurión confiesa a
Jesús como Hijo de Dios en el momento de su muerte.
Debemos notar que ni Mesías ni
Hijo de Dios llevan artículo. Jesús no es "el" Mesías, tal como lo
esperaban los judíos, como tendremos la posibilidad de verlo a lo largo de la
lectura del evangelio. La persona de Jesús, su historia, su palabra y su acción
es la que llena de contenido a los títulos Mesías e Hijo de Dios, no nuestras
precomprensiones o presuposiciones. La historia de Jesús es la crítica más
radical de toda religión.
El término Mesías, el más
conflictivo en el evangelio, se encuentra en el centro de la confesión y debe
ser interpretado siempre en relación con Jesús, dimensión histórica, y con
el de Hijo de Dios. De otro modo proyectaremos sobre el mesianismo todos
nuestros deseos. Eso es lo que sucede en el evangelio a los espíritus inmundos
y a los discípulos, proyectan en El su ideología, sus expectativas, sus deseos.
El Mesías en el judaísmo era el
Hijo de David, un mesianismo real y político. Marcos omite el título “Hijo de
David”, título que Jesús no acepta en el evangelio y colocará en su lugar “Hijo
del hombre”. La contraposición entre el Hijo de David y el Hijo del Hombre es
una de las claves de lectura del evangelio. (cfr.Mc. 12, 35 -37).
El inicio del evangelio nos
presenta la identidad de Jesús. La tarea principal del discípulo en el
evangelio será descubrir esa identidad. ¿Quién decís que soy?
"Su compromiso principal es
el siguiente, tomar conciencia de la identidad de Jesús y formularla"[4]
El discípulo deberá ir
desenmascarando a lo largo de su seguimiento todas las proyecciones de sus
deseos sobre Jesús, hasta llegar a descubrir su identidad y confesarla. Los
deseos se desenmascaran ante el misterio de la cruz.
El anuncio del
mensajero comienza con la expresión: "Como está escrito"
Normalmente en el evangelio la
alusión a la Escritura viene siempre después del hecho empleando la expresión:
"para que se cumpliese la Escritura", para mostrar la relación y
la conformidad entre lo narrado y la Palabra de Dios.
Aquí viene puesta delante de la
llegada de Juan, el mensajero, para afirmar que la iniciativa de la buena
noticia viene de Dios. La Palabra precede a la historia y la orienta.
"Por esta disposición
excepcional se pone de relieve y con énfasis el lazo íntimo entre lo que se va
a decir de Juan bautista y el texto de la Escritura, la obra preparatoria del
profeta del desierto se inscribe en el plan de Dios e inaugura el tiempo del
cumplimiento"[5]
De la misma opinión es Jean
Delorme:
“Se puede constatar, en efecto,
en los escritos bíblicos y judíos que un texto citado con la fórmula “como está
escrito” no se refiere a lo que sigue sino que regularmente sirve de apoyo a lo
que precede”[6]
La historia es la realización
del proyecto de salvación de Dios. La buena noticia tiene su origen en la Palabra de Dios.
Esta Palabra - promesa viene
dirigida a Jesús lo mismo que sucederá en el Bautismo. La buena noticia tiene
su origen en la iniciativa del Padre.
Esta promesa da al texto la
estructura de Anuncio-Cumplimiento.
Esta estructura de anuncio –
cumplimiento muestra también como debe ser entendida la relación entre el
Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento es el
cumplimiento de las promesas del Antiguo. Pero los cambios introducidos, sobre
todo los cambios de pronombres que identifican a Jesús con Dios, muestran que
esta relación no es una pura continuidad. Hay también una discontinuidad
profunda, la que existe entre la promesa y su realización.
La cita, que en realidad es la combinación
de tres citas, está puesta bajo la autoridad de Isaías, el profeta mesiánico.
Marcos quiere decirnos que toda la cita debe ser leída en la perspectiva del
mesianismo universal de Isaías.
La cita se compone de Ex.23,20:
"Voy a enviarte un ángel por delante para que te cuide en el camino y te
lleve al lugar que he preparado".
De Mal.3,1: "Mirad
yo envío un mensajero a prepararme el camino"
Is.40,3: "Una voz grita: en
el desierto preparad un camino al Señor, allanad en la estepa un calzada para
nuestro Dios... y se revelará la gloria del Señor y la verán todos los hombres
juntos"
Marcos utiliza este modo de
citar para seguir la costumbre de la lectura de la Palabra en la sinagoga donde
se unían la lectura de un texto de la Ley (Ex
23, 20) con un texto Profético que se le considera como la verdadera
interpretación del texto de la Ley.
Las tres citas tienen en común
el tema de la promesa de un nuevo éxodo. Nos hablan del mensajero cuya misión
es gritar en el desierto para preparar el camino. Las expresiones "en el
desierto" y "el camino" nos sitúan en el corazón del éxodo.
Marcos cambia "mi camino" (camino de Dios) por "su camino"
(camino de Jesús). Es Jesús quien va a realizar con el pueblo el éxodo
definitivo, un éxodo liberador que como
aparece en la cita de Isaías es universal: "todos los hombres verán la
gloria del Señor"
"Al principio de la obra,
toda la experiencia de Jesús viene resumida en la metáfora "su camino" y es cualificada
como realización de la presencia de Dios entre los hombres" [7]
Estamos invitados a realizar con
Jesús un nuevo y definitivo éxodo. Cada lector es invitado a vivir este éxodo
en su vida. Leer el evangelio es, ante todo, recorrer "un camino".
En estos versículos se presenta la
llegada del mensajero en el desierto.
"Este desierto es aquí más
que un simple marco geográfico. Determinado por el artículo es el lugar
donde, según la memoria israelita y para un lector de la Biblia, Dios encuentra al
pueblo para salvarle"[8]
Juan anuncia un bautismo de
conversión para la remisión de los pecados. Juan prepara el nuevo éxodo. Un
éxodo de dirección contraria al primero, pues ahora la tierra de opresión es
Jerusalén, sede de las instituciones religiosas. Es de esa tierra, con todo lo
que implica, de donde el pueblo debe salir. Por eso Juan predica en el desierto
y bautiza en el Jordán, frontera de la tierra prometida.
Juan está en el desierto, fuera
de la injusticia y en camino hacia la libertad. Jerusalén no es ahora el lugar
sagrado hacia el que se debe ir, sino el lugar de donde se debe salir. Cada uno
debe salir de sus lugares santos, de sus imágenes de Dios.
Juan anuncia un bautismo para la
remisión del pecado. Así declara la inautenticidad del culto y la ineficacia de
la ley, que son incapaces de quitar el pecado.
Los que se bautizan deben
confesar su pecado, deben admitir su complicidad con esa situación de
injusticia. Juan se inserta así en la tradición profética (Is.1,16-18) donde
para el perdón de los pecados Dios exige el cambio de actitud en relación con
el prójimo. No hay amistad con Dios si no hay amistad con el hombre.
"Preparad el camino al
Señor significa, por tanto, abandonar la práctica de injusticia"[9]
La respuesta masiva del pueblo
muestra el descontento general con la situación de injusticia y opresión
generada por la idea de Dios propagada por la religión judía.
¿Cuál es la experiencia vivida
por los bautizados por Juan?
Es una experiencia que acontece
en un lugar concreto, en el desierto, junto al Jordán. Que supone una
experiencia humana precisa y significativa: el deseo de salir del estado de
injusticia en que vive el pueblo. Juan como mediador de esta experiencia, les
anuncia que Dios está a punto de realizar el éxodo definitivo deseado
(desierto, Jordán). A los que creen en su mensaje les exige reconocer su
participación en la situación de injusticia, confesar su pecado. Entonces Dios
se hace presente dando la seguridad del cumplimiento de sus promesas y
cambiando el corazón de los que aceptan el bautismo. De este modo estarán dispuestos
a acoger al que viene a realizar las promesas de Dios. Los bautizados en agua
estaban así dispuestos para ser bautizados en el Espíritu Santo.
Podemos preguntarnos, ¿cómo ha
visto Juan el bautismo administrado por él?
"Creemos probable que Juan
viese su bautismo:
1) como una expresión del arrepentimiento del candidato y de su compromiso a emprender una vida nueva
2) como un acto simbólico que proclamaba, anticipaba y aseguraba la purificación del pecado que, por medio del "más fuerte," el Espíritu Santo llevaría a cabo el último día, cuando fuese derramado como agua sobre el pecador arrepentido"[10]
1) como una expresión del arrepentimiento del candidato y de su compromiso a emprender una vida nueva
2) como un acto simbólico que proclamaba, anticipaba y aseguraba la purificación del pecado que, por medio del "más fuerte," el Espíritu Santo llevaría a cabo el último día, cuando fuese derramado como agua sobre el pecador arrepentido"[10]
Juan, el mensajero, viene
presentado como Elías, el profeta que debía preceder la llegada del Señor, del
Mesías, según el Antiguo Testamento.
En Malaquías 3,23 leemos:
"He aquí que yo os envío al profeta Elías antes de que llegue el día de
Yavé"
Este texto se relaciona con
Malaquías 3, 1: “Mirad, yo envío mi mensajero a prepararme el camino”
"Conforme al texto de
Malaquías 3,1 que se conecta con Mal.3,23, el mensajero se identifica con el
profeta Elías, precursor de la llegada del Mesías"[11]
Marcos historiza a Elías en la
persona de Juan. Juan es el Elías que debe preceder al Mesías.
Esa relación entre Juan y Elías
es la que viene expresada en Mc. 1,6: Juan viste como Elías (cfr. 2 Reyes 1,18)
"La asimilación a Elías
precursor de la llegada de Dios, muestra que en Juan culmina el Antiguo
Testamento, pero, al mismo tiempo, representa una etapa preparatoria". Esta asimilación la seguirá haciendo Marcos a lo largo de
todo su evangelio. Cuando En Marcos 9, 13, los discípulos le pregunten por qué dicen los
fariseos que primero tiene que llegar Elías, Jesús responderá: "Elías ya vino e hicieron con él lo
que quisieron"[12]
Desde esta historización hay que
comprender las afirmaciones o preguntas sobre la identidad de Jesús en el
evangelio de Marcos. (Mc.6,14-17; 8,27-30).
Marcos contrapone Jesús y Juan
en lo que son. Juan es el mensajero, el Elías que precede al Mesías. Jesús es
el Mesías. Desde el principio quedan descalificadas todas las comparaciones de
Jesús con Juan. Esta historización de Elías en la persona de Juan es otra de
las claves de lectura del evangelio. Por este procedimiento Marcos expresa que
Juan no es el Mesías, aunque bautice a Jesús, pero expresa al mismo tiempo la
identidad de Juan: el verdadero precursor del Mesías.
Juan anuncia la llegada del más
fuerte. Ante un pueblo que se ha quedado sin esposo, Juan presenta al que viene
como el nuevo Esposo. Marcos hace alusión a la ley del levirato:
Los ancianos de su ciudad
llamarán a ese hombre y le hablarán. Cuando al comparecer diga: « No quiero
tomarla », su cuñada se acercará a él en presencia de los ancianos, le quitará
su sandalia del pie, le escupirá a la cara
y pronunciará estas palabras: « Así se hace con el hombre que no edifica
la casa de su hermano »; y se le dará en Israel el nombre de « Casa del descalzado
».” (Deuteronomio 25, 5 – 10)
Juan no es el esposo, pues no
puede desatar la correa del zapato del que tiene el derecho a ser el Esposo. Es
Jesús, el nuevo Esposo quien establecerá la nueva alianza con Dios, el
verdadero Esposo del pueblo.
Jesús "el más fuerte",
es el que viene a atar a Satanás y a destruir su casa de muerte y así dar vida
al pueblo.
“Pero nadie puede entrar en la
casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá
saquear su casa.” (Marcos.3,27)
Marcos contrapone también los
dos bautismos. Al bautismo en el agua destructora del pecado le sustituirá el
bautismo en el agua vivificante del Espíritu. El Espíritu es la lluvia que
empapa la tierra del hombre comunicándole vida.
Juan presenta a Jesús como el
Esposo y como el Nuevo Moisés.
Marcos contrapone también la
misión de Jesús y de Juan. Juan bautiza con agua, Jesús con Espíritu Santo.
Jesús es el Esposo que viene a liberar a su pueblo. El bautismo de agua es la
preparación para el bautismo en el Espíritu Santo. El bautismo en agua es el
deseo ardiente de que Dios cumpla sus promesas. El bautismo en el Espíritu es
el cumplimiento. El bautismo en el Espíritu se realiza en la muerte y
resurrección de Jesús, después que Jesús sea bautizado en su muerte (Mc. 10,38).
La llegada de Jesús desde
Galilea.
Jesús llega desde Nazaret al
Jordán para ser bautizado por Juan. Jesús es bautizado por Juan, pero de él no
se dice que confiesa sus pecados.
Hay otro detalle que confirma lo
mismo. Los que confiesan sus pecados son bautizados en el Jordán (preposición
en)
Jesús es bautizado atravesando el Jordán (preposición eis).
Jesús participa de la
experiencia del pueblo que desea que Dios cumpla sus promesas y acabe con la
injusticia. Participa de esa experiencia, de ese deseo, aunque Él no sea
cómplice de esa situación.
"Yendo a bautizarse refrenda
la actuación del precursor y confirma la necesidad de ruptura con la
injusticia dominante, pero él no se declara cómplice de la injusticia"[13]
El bautismo representa la opción
fundamental de Jesús: la solidaridad con el pueblo hasta dar la vida. Su
muerte, expresión máxima de solidaridad, es el bautismo en que debe ser
bautizado.
Jesús en el Jordán toma
conciencia clara de que su mensaje debe enganchar con la expectación del Reino
de Dios anunciada por los profetas. Su conversión no es personal. Élestá
llamado a convertir, a transformar una
determinada situación socio-política. Su bautismo no es muerte a un pasado,
sino muerte en un futuro. El será bautizado en su muerte. "¿Podéis
bautizaros con el bautismo con que yo seré bautizado?" (Marcos. 10,35). El
bautismo expresa su entrega al Reino hasta la muerte.
"El bautismo de Jesús en el
Jordán, significa, por tanto, su disposición a la entrega total, su compromiso
de cumplir su misión aún a costa de su vida. Es la expresión de su amor
incondicional a la humanidad. Se compromete a liberar a los hombres de su
opresión (éxodo) para construir una sociedad libre y justa (tierra
prometida)"[14]
El bautismo, experiencia de su consagración mesiánica:
"La teofanía del bautismo
es un midrash (explicación del significado de un texto judío) cristiano, una
utilización erudita de varios textos del Antiguo Testamento, destinada a
ofrecer al lector del evangelio una explicación inicial de quién es Jesús"[15]
El bautismo de Jesús en el
Jordán es en primer lugar un baño de humanidad. "Bajó". En ese baño
ve la aflicción de su pueblo, oye su clamor y siente la llamada de Dios. Sin
este baño de humanidad no se comprende su experiencia. Sin provocación de la realidad
no puede haber vocación, llamada del Señor.
Hay, por otro lado, una relación
estrecha entre el “subir” del agua y el “bajar” del Espíritu. Jesús recibe
la plenitud del Espíritu y por eso podrá bautizar con Espíritu Santo. La misión
de Jesús tiene su contexto en el bautismo de todos los que acudían a Juan.
Entre los dos bautismo hay una continuidad y una separación, una profunda
relación.
La experiencia del bautismo.
Tenemos en primer lugar una experiencia visual.
"Se rasgan los cielos". Expresa la acción portentosa con que Yavé
irrumpe en la historia del pueblo para instaurar su reino escatológico. Dios
irrumpe en Jesús y en El establece la comunicación entre Dios y el hombre. Es
el cumplimiento de la gran promesa mesiánica.“Somos desde antiguo gente a la
que no gobiernas, no se nos llama por tu nombre. ¡Ah si rompieses los cielos y
descendieses - ante tu faz los montes se derretirían”. (Isaías.63,19).
En el texto de Isaías el pueblo
pide que se repitan los prodigios del Éxodo.
“El Espíritu desciende sobre Jesús en forma de paloma”
La bajada del Espíritu a Jesús
como la paloma a su nido. Jesús es el nido del Espíritu. La experiencia de
filiación es siempre fruto del Espíritu.
La paloma como símbolo del
pueblo expresa, también, que Jesús recibe una misión del Espíritu en favor del
pueblo.
"El Espíritu es, pues, la
unción de Jesús hecha por Dios mismo, la investidura de Mesías (ungido) que
lo capacita para su misión. Los textos proféticos, a los que claramente se
alude, confirman que la enmienda pedida por Juan se refería a la injusticia y
opresión, y que el bautismo de Jesús significaba su compromiso de luchar contra
ellas. Dios aprueba plenamente este compromiso y responde a él ungiendo a Jesús
con el Espíritu, la fuerza divina, que
lo capacita para llevarlo a cabo"[16]
"Mirad a mi Siervo a quien
sostengo, mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu para que
promueva el derecho en las naciones" (Isaías.42,1)
Le sigue una experiencia auditiva.
"Tú eres mi Hijo"
Expresión de la relación
exclusiva de Jesús con Dios.
"El evangelio en cambio se
funda en el "Tú eres" de Dios, que se dice diciendo a su Hijo y
fundando en él todo lo que existe"[17]
El Hijo revelará el verdadero
rostro de su Padre. Quien ve al Hijo ve al Padre.
"En el contexto semítico,
"Hijo" no significa simplemente el que recibe la vida de otro, sino,
ante todo, el que actúa y se comporta como su padre. La entrega de Jesús en
favor de los hombres va a ser, por tanto, la revelación del amor de Dios por la
humanidad. La frase "Tú eres mi Hijo" no revela en primer término lo
que es Jesús, sino lo que es Dios"[18]
"Tú eres mi Hijo" se
relaciona con "yo envío mi mensajero". La iniciativa viene del Padre
que quiere revelarse en el Hijo.
"El amado" (agapetos).
Se refiere al sacrificio de
Isaac. Dios pide a Abraham sacrificar a su hijo amado. Aquí es Dios quien
“sacrifica” a su Hijo. Jesús se sacrifica
por la humanidad y el Padre lo acepta. Es expresión de su entrega hasta
la muerte. Si Abraham debía demostrar su amor incondicional a Dios por medio
del sacrificio de su hijo, ahora es Dios que nos dice que su amor por nosotros
es un amor hasta el extremo, es El quien entrega a su Hijo por nosotros. No es
el Dios que pide a Abraham el sacrificio de su hijo, es el Padre que entrega a
su Hijo por amor a nosotros.
“Agapetos” cuando se traduce el
hebreo yahid en el A.T. está siempre en relación con la muerte de un hijo o una
hija únicos, siendo Isaac el primero de la serie. Que este matiz y estas
implicaciones han sido retenidas por Marcos, se ve por la orientación general
del evangelio hacia la pasión, expresión de una cristología según la cual la
muerte del hijo enviado o único está incluida en el designio de Dios"[19]
"En ti me complazco"
Hace alusión al Siervo de Yavé.
El Servidor es el que ha de dar la vida para instaurar el derecho y la justicia
(cfr. Is. 53,45ss). El mesianismo de Jesús está en la línea del Siervo
sufriente, no en la línea de poder y gloria del mesianismo davídico.
El relato del bautismo
tiene una estrecha relación con los
relatos de la Transfiguración y de la Crucifixión.
Con el relato de la
Transfiguración (Marcos 9, 2 – 8) tiene en común la voz del Padre. “Tú eres mi
Hijo”. Así como la voz del Padre se encuentra en el comienzo de su misión, la
voz del Padre la volvemos a encontrar en el inicio de su camino hacia
Jerusalén. La voz del Padre quiere asegurarnos que el camino seguido por Jesús
es el verdadero camino.
Con el relato de la crucifixión
tiene en común el "rasgarse" (Marcos 15, 38). Cielo y templo son los
lugares de presencia de Dios para el judaísmo. El lugar de encuentro con Dios
será a partir de ahora el Cuerpo resucitado del Señor, lugar de encuentro para
todos. "Mi casa es casa de oración para todos". El Templo ha sido
descalificado.
El bautismo de Jesús en el
Jordán expresa su consagración mesiánica y profética para instaurar el Reino.
Una consagración que toma toda su persona en una entrega total. Entrega
expresada en su ruptura con las condiciones normales de vida. El Espíritu le
hace integrar su mensaje en su propia vida. El relato del bautismo es un relato
de llamamiento, utilizado posteriormente como relato de bautismo en polémica
con el bautismo de Juan.
En el relato del bautismo encontramos
los elementos del género literario de llamamiento según el Targum.
El llamamiento se realiza por la
voz paterna que viene de lo alto.
El llamado recibe el Espíritu
Santo para comunicar revelación y conocimiento.
Aparece la palabra
"agapetos"[20]
La misión viene expresada en el
texto por el empuje del Espíritu a Jesús para llevarle al desierto, donde debe
comenzar el nuevo éxodo.
El relato del bautismo de Jesús
no hace alusión al bautismo cristiano.
"Nada indica que Marcos
haya pensado aquí al bautismo cristiano, del que no habla nunca; antes bien, el
hecho de oponer el bautismo anunciado al bautismo de agua prueba lo
contrario"[21]
El Espíritu lo empujó al desierto.
El Espíritu le empuja al
desierto, lugar desde donde debe iniciar el nuevo éxodo, la misión que el Padre
le ha encomendado. El Espíritu revela a Jesús el deseo del Padre de realizar en
su persona las promesas mesiánicas.
"En la escena del bautismo
el lector ha descubierto quién es Jesús: El Hijo-Siervo de Dios, escogido por
él y ungido con su Espíritu. El relato de la tentación descubre, con un
lenguaje similar, cuál es la misión que Dios encomendó a su Hijo-Siervo:
enfrentarse a Satanás y vencerle para así instaurar el reinado de Dios"[22]
Es el Espíritu el que empuja a Jesús a cumplir su misión.
"El Espíritu impulsa a
Jesús a comenzar su misión. Con la figura del "desierto" presenta
Marcos el escenario donde Jesús va a ejercer su actividad. Va a encontrarse en
una sociedad que intentará incesantemente persuadirlo a abandonar su compromiso
para convertirse en un líder político que aspire a la conquista del poder; la
tentación será ineficaz. Por otra parte existe a su alrededor una actitud
peligrosamente hostil, la de los poderes, enemigos acérrimos de su programa,
que acabarán por darle muerte. Pero, al mismo tiempo, no faltarán hombres que
colaboren con su actividad"[23]
Los personajes que nos presenta
el relato de la tentación debemos ir descubriéndolos en el evangelio a media
que lo vayamos leyendo.
“Los conflictos no resueltos en
el desierto van a tomar formas históricas circunstanciadas. Será el lector
quien deberá reconocer las figuras del Espíritu, de Satanás, de las bestias
salvajes y los ángeles bajo los
conflictos que no van a tardar en plantearse y dar un tono dramático a la historia tal como Marcos
va a contarla”[24]
En este texto son claras las
alusiones al éxodo. Jesús en ruptura con la sociedad e instituciones judías
(desierto) va a iniciar el nuevo éxodo (cuarenta días) para instaurar la
sociedad que Dios quiere. En esa empresa va a ser tentado por Satanás para
abandonar su misión y adoptar el sistema.
"Se pensaba que Satanás era
un espíritu enemigo del hombre, que procura su reino y quiere destruir la obra
de Dios. Satanás representa así la ideología del poder, que hace de éste un
valor supremo e incita a la ambición de dominio. En el texto evangélico este
Satanás/ideología estará encarnado en hombres e instituciones"[25]
Satanás es el que lucha contra
Jesús. (Marcos 3, 23. 26). Satanás es el que quita la Palabra de Dios del
corazón del hombre: “Los que están a lo largo del camino donde se siembra la
Palabra son aquellos que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la
Palabra sembrada en ellos” (Marcos 4, 15). Satanás será Pedro que se opone al
camino de Jesús.
Estaba con las fieras.
"Según una de las
modalidades, Marcos está retomando una idea presente en textos
veterotestamentarios, particularmente proféticos, en los que los tiempos
mesiánico-escatológicos aparecen dominados por la "paz mesiánica"
incluso entre el hombre y las fieras (Is.11,6-9; 65,25; Os.2,20). La idea se
halla presente también en la apocalíptica judía (Testamento de Nef.8,46;
Testamento de Isaac 7,7) donde la derrota de los malos espíritus y la sumisión
de las fieras aparecen unidas"[26]
"Los ángeles le servían".
Servidor (diakonos) es la
definición del discípulo en Marcos. Los ángeles son los discípulos que aceptan
su mensaje de servicio, que son como el criadito que está en casa sirviendo y
con el que Jesús se identifica. (Marcos.9,33-37). Son los que están dispuestos
a ser los últimos y a servir a todos.
"Se pueden agrupar las tres
escenas del desierto bajo un tema común: Jesús está allí presente como el nuevo
Adán, contrapartida de aquél que sucumbiendo a la tentación demoníaca perdió
sus privilegios para él y su descendencia. Jesús introduce en el mundo los
tiempos nuevos en los que el orden divino rencuentra sus derechos y se
cumple"[27]
Al "viene detrás de
mí" anunciado por Juan, corresponde el "llegó Jesús a Galilea".
Una vez terminada la misión de Juan, comienza Jesús la suya. Y comienza en
Galilea, lugar de comienzo de todo seguimiento en Marcos. La misma expresión es
empleada en el evangelio:
En 14,28, donde Jesús predice la
traición de sus discípulos, seguida de la promesa:"Os precederé en
Galilea". En 16,7: Jesús resucitado da la misión a las mujeres de que
anuncien a sus discípulos que él "les precede a Galilea"
Galilea es llamada a la
conversión, anuncio de evangelio, comienzo del seguimiento. Lugar desde donde
siempre debemos recomenzar. Después de su muerte y resurrección empezarán los
discípulos a entender todo lo que han vivido con el Maestro desde que empezaron
a seguirle en Galilea.
Marcos nos presenta el comienzo
del evangelio indicando el espacio y el tiempo, de la buena nueva anunciada por
Jesús. Jesús anuncia el evangelio de Dios. ¿En qué consiste?
"Anunciando el evangelio de
Dios". Es Jesús quien anuncia la buena noticia del amor de Dios, quien nos
revela ese amor. Como revelador del amor de Dios, la buena noticia es su
persona. El evangelio es la persona de Jesús.
"El tiempo está
cumplido". En Is.40,1-5: Se dice también: "se ha cumplido el
servicio". Dios se dispone a cumplir sus promesas mesiánicas. El tiempo
del éxodo definitivo ha comenzado. La gloria del Señor se va a manifestar en la
persona de Jesús a todos los hombres. El enviado para cumplir las promesas de
Dios ya ha llegado, ya está presente. "Llegó"
"Está cerca el reinado de
Dios". Dios ha comenzado a reinar. Esta era la gran noticia esperada por
el pueblo. En la persona de Jesús empieza a revelarse y a hacerse presente el
Reino. "Está cerca", la revelación del reino incluye toda la vida y
obra de Jesús, pero su pleno cumplimiento se realiza en su muerte y
resurrección.
“La fuerza, el motor, el
objetivo, la razón y el sentido último del cristianismo es “el reino de Dios”,
no otra cosa. El criterio para medir la identidad de los cristianos, la verdad
de una espiritualidad o la autenticidad de lo que hace la Iglesia es siempre
“el reino de Dios”. Un reino que comienza aquí y alcanza su plenitud en la vida
eterna”[28]
Esta gran noticia exige de la
comunidad una conversión y un fundarse en esta buena nueva, vivir de ella. Juan
predicaba un bautismo de conversión para la remisión de los pecados. Jesús pide
la conversión para creer al evangelio. Creer que Dios ha cumplido ya sus
promesas. Jesús pide la conversión al Reino.
“Para comenzar, el verbo griego
que se traduce por “convertirse” significa en realidad “ponerse a pensar”,
“revisar el enfoque de nuestra vida”, “reajustar la perspectiva”. Las palabras
de Jesús se podrían escuchar así: “Mirad si no tenéis que revisar y reajustar
algo en vuestra manera de pensar y de actuar para que se cumpla en vosotros el
proyecto de Dios de una vida más humana”[29]
“Para los sinópticos,
especialmente para Marcos la “conversión” no es solo una conversión moral, es
ante todo un cambio de espíritu y un cambio de idea: conversión en relación a
la idea que nos hacemos de Dios y de su enviado mesiánico; conversión
igualmente en relación a la idea que uno se hace de la actitud de Dios hacia
los pecadores, en fin conversión en relación al camino que conduce a Dios: las
obras de la ley o la fe. Es solo como consecuencia de esta conversión de
espíritu que se hace posible y necesaria una conversión moral”[30]
Marcos, "No les cuenta su
vida para ganárselos a la fe, sino para que la fe que ya tienen gane terreno en
sus vidas"[31]
"En Marcos el misterio de
Jesús viene descrito según dos dimensiones fundamentales: la primera es el
anuncio del Reino de Dios, la segunda la automanifestación personal de Jesús.
Estos dos polos de interés atraen continuamente la atención del
evangelista"[32]
Una vez llegados aquí, debemos
resaltar la información que el lector ha recibido del narrador sobre la
identidad de Jesús. Es esta información la que dará interés e intriga a la
lectura del evangelio. El lector conoce lo que los protagonistas del relato que
van a empezar a actuar desconocen.
"Después de haber leído una
página del libro, el lector se ha convertido en un iniciado. Sabe más de lo que
la mayor parte de los personajes llegará a saber en el transcurso del relato.
Prosiguiendo la lectura, se dará cuenta que la mayor parte de estos aparecen
como ignorantes a cerca de la identidad de Jesús y así permanecerán de hecho.
La única excepción son los demonios que, repetidamente, hacen saber quién es
Jesús, pero a los cuales a menudo es mandado el callarse. El lector, por el
contrario, sabe desde el principio que Jesús es el Hijo de Dios: a parte de los
demonios nadie más lo sabe. Así ha sido iniciado en un secreto desconocido a la
multitud, a los adversarios de Jesús, pero también a sus seguidores. Esto da
una particular tensión a la lectura del libro"[33]
El lector también ha sido
advertido de que en el drama que se desarrolla a nivel del evangelio, además de
los personajes históricos que irán apareciendo, existen otros personajes,
implicados a otro nivel, Dios y Satán pertenecen a esa clase de personajes.
[1] Joel Marcus: El evangelio según Marcos I p. 144
[2]Simon Légasse: L'evangile
de Marc. Editions du Cerf. Paris 1997. P.70
[4]Stock, K: "Apostolo, discepolo,
missione" Dizzionario di spiritualitá biblica-patristica. Borla. Roma 1992
P.91.
[6]Jean Delorme: Parole et récit évangéliques” Ediciones Cerf p. 43 - 44
[7]E. Manicardi: Il cammino di Gesú nel vangelo
di Marco. AnalectaBiblica
nº 96. Instituto Bíblico 1981 p.194
[9]Mateos, J: El
evangelio de Marcos I. Ediciones el Almendro. Córdoba 1992. p.68
[10]Meier J: Un
judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico. Verbo Divino 1999. Tomo II/1.
P.80
[11]Mateos, J: El
evangelio de Marcos I. Ediciones el Almendro. Córdoba 1992. p.64
[12]Mateos, J: El
evangelio de Marcos I. Ediciones el Almendro. Córdoba 1992. p.73
[13]Mateos, J: La
utopía de Jesús. Ediciones el Almendro. Córdoba. P. 54
[14]Mateos, J: La
utopía de Jesús. Ediciones el Almendro. Córdoba P.
[15]Meier, J: Un
judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico. Verbo Divino 1999. Tomo II/1.
P.147.
[16]Mateos,J: El
evangelio de Marcos I. Ediciones el Almendro. Córdoba 1992
[17]Pikaza, J: Pan,
casa, palabra. Sígueme. Salamanca 1998. P.31
[19]Simon Légasse: L'evangile
de Marc. Editions du Cerf. Paris 1997. tI p.91
[20]Gnilka: El
evangelio de Marcos. I. Sígueme. Salamanca 1986. P.61-63
[22]Vargas Machuca:
La tentación de Jesús según Mac. 1,12-13. ¿Hecho real o relato hagádico? Estudios Eclesiásticos 48 (1973) p.294
[23]Mateos, J: El
evangelio de Marcos I. Ediciones el Almendro. Córdoba 1992. p.101
[25]Mateos, J: El
evangelio de Marcos I. Ediciones el Almendro. Córdoba 1992. p.94-95
[26]Vargas Machuca:
La tentación de Jesús según S. Marcos 1,12-13 ¿Hecho real o relato hagádico? EstudiosEclesiásticos 48
1973. P.296.
[28]Pagola José Antonio: El camino abierto por Jesús.
Ed. DDB. P. 31
[29]Pagola José Antonio: El camino abierto por Jesús.
Ed. DDB. P. 33
[30] Lamarche Paul: Evangile
de Marc. Etudes bibliques, nouvelle serie nº 33. Paris. Edic. J. Gabalda 1996
[31]Bartolomé, J.J : "
Marcos un manual de formación para el seguimiento de Jesús ". Ed. CCS. Madrid 1993. p 26
[32]E Manicardi. Il cammino di Gesù nel vangelo di
Marco. Analecta Biblica nº 96. Instituto Bíblico 1981 p.139
[33]Bas Van Iersel: Leggere Marco. Paoline 1989
p.72.
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