ESTRUCTURA
Le llevaron un hombre
sordo y tartamudo,
y le suplicaban que le aplicase la mano.
Lo tomó, lo apartó de la gente y, a solas, le metió los dedos en los oídos; después
le tocó la lengua con saliva;
levantó la vista al cielo, gimió y le dijo:
Effatha (que significa ábrete)
Al punto se le abrieron
los oídos, se le soltó la lengua y hablaba normalmente.
Les mandó que no lo
dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, más lo pregonaban.
Estaban estupefactos y
comentaban:
Todo lo ha hecho bien;
hace oír a los sordos y hablar a los mudos.
Por entonces se reunió
otra vez mucha gente y no tenían qué comer.
Llama a los discípulos y les dice:
Se me conmueven las entrañas ante esta gente, pues
llevan tres días junto a mí y no tienen qué comer. Si
los despido a casa en ayunas, desfallecerán
por el camino; y algunos han venido de lejos.
Le contestaron los discípulos.
Aquí en despoblado ¿de dónde sacar unoS panes para alimentar a estos?
Les pregunta: ¿Cuántos panes tenéis?
Respondieron: Siete.
Ordenó a la gente que se
sentara en el suelo.
Tomó los siete panes, dio gracias, los partió y
se lo dio a
los discípulos para que lo sirvieran.
Se lo sirvieron a la
gente.
Tenían también unos pocos
peces. Los bendijo y mandó que los sirvieran.
Comieron hasta quedar
satisfechos,
y recogieron las sobras en siete cestos.
Eran unos cuatro mil.
Los despidió y en seguida
subiendo con los discípulos se dirigió al territorio
de Dalmatuta.
Salieron los fariseos y se pusieron a discutir con él,
pidiéndole, para tentarlo, una señal desde el cielo.
Suspiró profundamente y
dijo:
¿Para qué pide una señal esta generación? Os aseguro que no se dará una señal a
esta generación.
Dejándolos subió de nuevo
a y pasó a la otra orilla.
Se habían olvidado de
proveerse de pan
y no llevaban en la más que un pan con ellos.
El les daba
instrucciones:
Atención. Absteneos de la
levadura de los fariseos y de los Herodianos
Discutían entre ellos
porque no tenían pan.
Cayendo en la cuenta,
Jesús les dice:
¿Por qué discutís que no tenéis pan? ¿Todavía no entendéis ni
comprendéis? ¿tenéis la mente embotada? ¿Tenéis ojos y no veis; tenéis oídos y
no oís?
¿No
os acordáis?
Cuando repartí los cinco panes entre los cinco mil ¿cuántos cestos llenos
de sobras se recogieron?
Le contestaron: doce.
Y cuando repartí los siete entre cuatro mil
¿cuántos canastos de sobras recogisteis?
Responden: siete.
Les dijo:
¿todavía no comprendéis?
Cuando llegaron a Betsaida, le llevaron un ciego y
le pidieron que lo tocase.
Tomando al ciego de la mano, lo sacó fuera de la aldea, le untó con saliva los ojos, le aplicó las manos y le pregunto:
¿Ves algo?
Fue recobrando vista y
dijo:
Veo hombres; los veo como
árboles pero caminando.
De nuevo le aplicó las manos a los ojos.
El afinó la mirada, se curó y distinguía perfectamente.
Jesús lo envió a casa y le dijo:
¡Ni entrar en la aldea !
JUSTIFICACION DE LA ESTRUCTURA
La sección está encuadrada por dos curaciones,
la del sordo-mudo y la del ciego, que forman entre ellas una inclusión.
En el centro de la estructura tenemos la
discusión de Jesús con los fariseos. Estos piden a Jesús un signo del cielo.
Esta petición significa una no aceptación del mesianismo de Jesús, un rechazo
del signo del pan como verdadero signo mesiánico.
Esta parte central de la estructura viene
encuadrada por la multiplicación de los panes y por la discusión de los
discípulos por haber olvidado coger panes.
La ideología de los fariseos es la que hace
que los discípulos no entiendan lo de los panes y que vayan volviéndose sordos
y ciegos. Ellos son como los que están fuera del misterio del reino que ni oyen
ni ven (4, 11-12).
Tienen necesidad de ser curados por Jesús
para volver a escuchar su Palabra y poder anunciarla correctamente, para volver
a ver y entender el misterio del Reino. La esperanza de los discípulos está en
que Jesús puede volver a hacerles escuchar y ver. Pero para ello deben
liberarse de la influencia de la doctrina de los fariseos: ¡ni entrar en la
aldea! Así acaba esta sección. La aldea es el lugar de influencia de los
fariseos.
COMENTARIO
MARCOS 7,32-37
«Le llevan a Jesús un sordo tartamudo». No
dice el texto ni quiénes son los que presentan al sordo tartamudo, ni donde
acontece el episodio. Le piden que le imponga la mano.
En todo el relato el sordo adopta una actitud
pasiva, lo mismo que el ciego de Betsaida.
A continuación se dice que Jesús tomando al
sordo, lo separa de la multitud y lo lleva a solas. La expresión “a solas” es
expresión utilizada normalmente en referencia a los discípulos. Jesús y los
discípulos aparecen “a solas” frecuentemente en el evangelio.
El enfermo ni oye, ni habla correctamente.
Se narra después el gesto de exorcismo: Jesús
mete sus dedos en los oídos, unta su lengua con saliva.
Jesús eleva los ojos al cielo, como ha hecho
en la multiplicación de los panes.
"Suspira" expresión de la cerrazón
del sordo mudo. También suspirará Jesús ante la cerrazón de los fariseos que le
piden un signo del cielo (Marcos 8,12).
Pronuncia la palabra en arameo: ábrete. Otra
expresión de su cerrazón.
El sordo mudo queda curado: oye y habla
correctamente.
Se dice que Jesús eleva los ojos al cielo.
“Este
gesto en todos los sinópticos precede a la
oración de agradecimiento a Dios en la milagrosa distribución de los
panes. Solo en esta curación viene subrayado de modo particular que Jesús obra
fundándose en su relación con el Padre. Ningún otro evangelio recuerda el
suspiro de Jesús¸ sólo Marcos en 7, 34 y 8, 12”[1]
Jesús les manda que no digan nada. La
multitud no ha estado presente, se supone que Jesús y el sordo han vuelto al
encuentro con ella. Esta proclama el hecho diciendo: "todo lo ha hecho
bien". La expresión es una clara alusión al relato de la creación.
Jesús puede recrear el hombre nuevo.
El texto, pues, parece referirse a la
curación de un discípulo. Un discípulo sordo para escuchar la Palabra de Dios y
que por lo tanto no puede anunciarla correctamente. El poder de Jesús aparece
como esperanza para los discípulos que se han hecho sordos.
Este relato como veremos forma una inclusión
con la curación del ciego de Betsaida (Marcos 8,22-26). Como dirá Jesús en la
barca, los discípulos por culpa de la levadura de los fariseos y de Herodes se
han vuelto sordos y ciegos (Marcos 8,14-21). Sólo Jesús les podrá hacer ver y
oír. Sólo El podrá hacerles entender el sentido de los panes.
MARCOS 8,1-9
A partir del capítulo 8 empieza a repetirse la expresión “en el camino” 8, 3; 8, 27; 9, 33; 9, 34; 10, 32; 10, 52. Jesús dejará la Galilea para dirigirse a Jerusalén.
Marcos 8, 1 – 9 es el segundo relato de la multiplicación de los panes.
"En aquellos días" es expresión
utilizada en la Biblia para hablar de las intervenciones de Yavé. Aquí alude a
la multiplicación como intervención de dios y es al mismo tiempo un modo de
empezar el relato, que no tiene precisiones ni de tiempo ni de lugar.
Este relato, parecido a la anterior
multiplicación, tiene muchos parecidos y diferencias en relación con él a los
que conviene prestar atención para descubrir su especificidad.
En primer lugar no se dice que el pueblo esté
como ovejas sin pastor, sino que tiene hambre, no tiene que comer. Jesús no se
pone a enseñar. El motivo de que se le conmuevan las entrañas es pues
diferente, es el hambre del pueblo.
No son los discípulos quienes se acercan a
Jesús, sino que es Jesús quien les llama. No se dice dónde han estado los
discípulos, pero sí se dice que no estaban con Jesús.
Jesús les corta desde el principio la posible
salida de mandar al pueblo a comprarse pan. Es Él quien va a darles de comer.
Jesús pone esto por delante para que los discípulos lo tengan claro.
La alusión a "si les mando en
ayunas" perecerán por el camino, puede expresar una alusión a que el
pueblo va ser hecho partícipe de la nueva alianza. No pueden ayunar, pues han
encontrado al esposo (Marcos 2,18-22). "Los amigos del esposo no pueden
ayunar"
El pueblo ha venido de lejos, alusión a la
presencia de paganos en medio de la multitud. Los discípulos dicen que no se
puede dar de comer a tanta gente en el desierto. Parece que se han olvidado de
la experiencia de la anterior multiplicación. No creen que Jesús pueda darles
de comer.
Los discípulos tienen siete panes. Siete es
expresión de la totalidad, de todo lo que tienen. La cuestión de los peces
parece haber sido introducida por paralelismo con la otra multiplicación pues
no encuadra bien en el contexto, es una añadidura.
Jesús les manda sentar sobre la tierra, no
sobre la hierba verde. La tierra es símbolo de universalidad. Son cuatro mil
las personas que han comido, otra alusión a la universalidad y totalidad,
significada en el valor del número cuatro. Sobran siete canastas, símbolo de
plenitud y posible alusión a los siete diáconos de la iglesia helenística
(Hechos 6,1-7).
Todas estas diferencias muestran que es la
multiplicación para los paganos y los excluidos de Israel.
Es Jesús quien despide a la multitud. Los
discípulos no parecen estar presentes en la despedida sino que están en la
barca.
MARCOS 8,10-12
La barca se dirige hacia la región de
Dalmanuta. Lugar no localizado pero que por el contexto parece que debe
situarse en la región judía debido a la presencia de los fariseos.
Desembarca y vienen hacia El los fariseos. No
se sabe de dónde salen pero se expresa la prontitud de su llegada. Los
discípulos tampoco parecen estar presentes, pues luego Jesús sube solo a la
barca.
Los fariseos le tientan. Hacen la función de
Satanás en el desierto Marcos 1,13. Buscan un signo del cielo.
Le tientan empujándole a tentar a Dios.
El signo de la multiplicación de los panes no
es un signo mesiánico para ellos. La palabra semeia (signo) es empleada tres
veces en Marcos. En Marcos 13,4 los discípulos le preguntan a Jesús cuál será
el signo de que la destrucción del Templo va a suceder. En Marcos 13,22 Jesús
pone en guardia a los discípulos contra los signos de los falsos profetas. Los
signos pueden servir para extraviar a los discípulos.
Una realidad se convierte en signo cuando se
es capaz de descubrir la presencia de Dios en ella. El signo no se caracteriza
por ser un hecho extraordinario, sino por su capacidad de desvelar la presencia
de Dios y suscitar la fe. El signo exige discernimiento. El signo se recibe
desde el corazón. Por eso un falso signo puede ser interpretado como verdadero
y uno verdadero como falso. Los discípulos también están tentados por los
signos. Tampoco ellos se fían de la Palabra de Jesús y piden signos (Marcos
13,4). Es la dureza del corazón la que no deja entender el signo del pan como
se dice en Marcos 6,52.
“Es extraordinario que en Marcos, lo que
nosotros llamamos milagros de Jesús no son nunca llamados, signos y milagros
sino fuerza (dynamis)”[2]
A la
petición de los fariseos Jesús responde: No se le dará ningún signo a esta
generación.
“Reconoce la generación de la que habla por
el modo en que se opone al Reino de
Dios, cercano y activo en su ministerio. Esa es la visión retrospectiva que el
narrador presenta del pasado de Jesús y
de su obra en su tiempo”[3]
Jesús "suspira" ante la cerrazón de
los fariseos que no quieren admitir la verdad de la Palabra. Jesús rechaza
realizar signos extraordinarios.
“Un signo definitivo de antemano no es un
signo. Lo que se busca entonces es una prueba, como las pruebas de amor tan
celosamente reclamadas que nos hacen ciegos a los signos de un amor verdadero”[4]
Su verdadero signo es el signo de los panes.
Ese es el signo mesiánico, el verdadero maná del nuevo éxodo. El nuevo éxodo
iniciado por Jesús es mayor que el primero (desierto, pan, evocan el éxodo).
Ahora el maná no viene del cielo, está en la tierra y hay maná para todos.
MARCOS 8,13-22A
Jesús deja a los fariseos, se embarca de
nuevo y "va a la otra orilla". A la barca sube sólo, parece que los
discípulos no han bajado de la barca ni han estado presentes en la disputa con
los fariseos.
En el texto hay una contraposición entre los
panes: los discípulos han olvidado coger panes; y el pan: no tenían con ellos
en la barca más que un pan.
Esta es la situación que va a provocar el
diálogo de los discípulos con Jesús que sigue.
¿Quién es ese pan que está en la barca? Las
expresiones "con ellos" y "en la barca" referidas al pan
hacen pensar en una referencia al pan que es Jesús. El verdadero pan lo llevan
con ellos, pues Jesús está en la barca. Jesús se identificará con el pan en la
última cena.
Jesús les pone en guardia contra la levadura
de los escribas y de Herodes. Esta alusión a la levadura hace pensar de nuevo
al Pan, Jesús que puede ser contaminado. Para celebrar la Pascua el pan debe
ser sin levadura. Jesús es el verdadero pan ácimo que no debe ser fermentado,
no se puede mezclar con otras levaduras. ¿Cuál es esa levadura?
"La levadura de los fariseos no es, como
en Mateo, la enseñanza, sino el no comprender, la incomprensión total de Jesús
y de Juan Bautista, es la hostilidad en relación con ellos hasta la
muerte"[5]
La levadura es no comprender los gestos, las
acciones, las actitudes de Jesús. Es como se dice en Marcos. 6,45-52 "no
entender lo de los panes". La levadura es ese endurecimiento del corazón
que nos va dejando ciegos para comprender la persona de Jesús.
Los discípulos discuten entre ellos porque no
tienen panes. El pan que llevan en la barca no les es suficiente.
Van a tierra pagana y no quieren compartir ni
contaminarse con el pan de los paganos. Eso es lo que dicen y mandan los
fariseos. Quieren llevar el suyo que creen no contaminado, aunque en realidad
es un pan fermentado. Esta levadura es la que va dejando ciegos y sordos a los
discípulos. La situación de los discípulos ha pasado a ser parecida a la de los
que están fuera del misterio del reino, que no entienden y no ven (Marcos
4,11-12)
"Estas preguntas ponen de manifiesto que
los discípulos deben comprender algo y que les falta esta comprensión. Jesús
indica la causa de esta incomprensión: la dureza de su corazón. Se obstinan en
sus expectativas, en sus deseos y en sus aspiraciones, no están abiertos y
prontos a acoger lo que proviene de Él. Jesús indica también el punto de donde
debe partir su comprensión: es su modo de obrar el que debe llevarles a comprender,
de modo particular las dos multiplicaciones de panes, de las cuales han podido
tocar con la mano la abundante plenitud, en el momento de recoger los trozos de
pan que han sobrado. De este modo Jesús indica a los discípulos la causa de su
incomprensión, pero no anticipa el contenido de su conocimiento: lo deben
descubrir y formular ellos mismos"[6]
"Reconocerlo, comprenderlo, acogerlo, al
contrario de los fariseos y de los herodianos ¿qué significa? Guardar en la
memoria los gestos y las palabras; dejarse curar, no confundirlo con un
fantasma... saborearlo. Como pan, el único pan, el único pan para todos, judíos
y paganos, en la cena eucarística, en la
liturgia"[7]
MARCOS 8,22-26
Es la curación del ciego de Betsaida. El
relato del ciego de Betsaida tiene un gran significado simbólico.
Este relato forma inclusión con la curación
del sordo tartamudo. Como en el relato del sordo, la actitud del ciego es
pasiva. Son los otros los que le conducen a Jesús para que le toque. Jesús le
coge de la mano y le saca fuera. Es la acción utilizada para hablar del nuevo
éxodo en Jeremías: "te cogeré de la mano y te sacaré fuera". La
actitud de resistencia del ciego viene expresada por el hecho de que tiene que
ser curado en una doble fase.
El texto dice que el ciego vuelve a su estado
anterior, señal de que no es ciego de nacimiento, se ha ido quedando ciego. El
ciego vuelve a ver correctamente.
El final del relato es un poco chocante.
Jesús dice al ciego que vuelva a su casa, pero que no entre en la aldea. La
aldea adquiere así un valor simbólico, es el lugar de influencia de la doctrina
farisaica, la que ha ido dejando ciegos a los discípulos.
Como veremos este relato tiene grandes
relaciones y diferencias con la curación de Bartimeo.
"La interpretación marcana de 8,22-26
podemos sintetizarla así: a lo largo del evangelio los discípulos sólo tienen
una visión espiritual imperfecta. Será preciso que tengan un segundo contacto
con Jesús (la resurrección) antes de que puedan ver claramente. Marcos describe
la ceguera parcial de los discípulos partiendo el evangelio en dos mitades para
hacer una comparación entre la miopía de su iglesia y la visión deficiente de
los discípulos y también para estimular a los cristianos inmaduros. El
evangelio, dice Marcos, es difícil de comprender y tú no eres el único que no
llegas a comprender a Jesús. Incluso sus propios discípulos no comprendieron
del todo sus milagros y su enseñanza. Durante la vida terrena de Jesús solo
tuvieron media visión. Pero vieron claro después de la resurrección cuando
recibieron al E.S"
[1] Klemens Stock. Marcos.
Comentario contextual al segundo evangelio. Ediciones ADP. Roma 2003 p. 133.
[2] Jean Delorme: Parole et récit évangéliques. Ed. Cerf. París 2006.
P.223
[3] Jean Delorme: Parole et récit évangéliques. Ed. Cerf. París 2006.
P.233
[4] Jean Delorme: Parole et récit évangéliques. Ed. Cerf. París 2006.
P.236
[5]A. Spreafico: Marco, il primo Vangelo.
Urbaniana p.88
[6]Klemens Stock: Gesú la buona notizia. Edizioni
ADP. Roma 1990. p.17
[7]A Spreafico: Marco, el primo Vangelo.
Urbaniana p.92
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