ESTRUCTURA
7,1 - 13
Se reunieron junto a él
los fariseos y algunos letrados venidos de JERUSALEN.
Viendo que algunos discípulos comían los
panes con
manos profanas, es decir sin lavárselas (Es de saber que los fariseos y
los judíos en general no comen sin antes lavarse las
manos restregando, siguiendo la tradición de
los ancianos, cuando vuelven del mercado, no comen sin
antes lavarse; y observan otras muchas reglas tradicionales, abluciones de copas,
jarras y ollas).
De modo que los fariseos y los letrados le preguntaron:
¿Por qué no siguen tus discípulos la tradición de los mayores, sino que comen el pan con manos profanas?
Les respondió:
Qué bien profetizó Isaías de vuestra
hipocresía cuando escribió:
Este pueblo me honra con los labios pero su
corazón está lejos de mí;
el culto que me dan es inútil, pues la
doctrina que enseñan son preceptos humanos. Descuidáis el mandato
de Dios y mantenéis la tradición de los
hombres.
Y añadió:
Qué bien despreciáis el mandato de Dios
para observar vuestra tradición.
Pues Moisés dijo: sustenta a tu padre y a
tu madre y también quien abandona a su padre o su madre es reo de muerte.
Vosotros en cambio decís: Si uno declara a su padre o a su madre que el socorro
que le debía es qorban (es decir ofrenda sagrada) no le dejáis que haga nada
por su padre o su madre.
Y así invalidáis el precepto de Dios en
nombre de vuestra tradición.
Y de esas hacéis muchas.
7,14-16
Llamando de nuevo a la
gente les decía:
Escuchad todos y entended.
No hay nada fuera del hombre que, al entrar en él pueda
contaminarlo.
Lo que sale del hombre es lo que
contamina al hombre.
Quien tenga oídos para oír que oiga
7,17-23
Cuando se apartó la gente
y entró en casa le preguntaban los discípulos el sentido de la parábola.
Y les dice:
¿Con que también vosotros seguís sin
entender?
¿No comprendéis que lo que entra en el hombre desde fuera no puede contaminarlo,
porque no le entra en el corazón, sino en el
vientre y después se expulsa en el retrete? (Con lo cual declaraba puros todos
los alimentos)
Y les añadía:
Lo que sale del hombre es lo que
contamina al hombre.
De dentro del corazón del hombre salen los malos pensamientos,
fornicación, robos, asesinatos, adulterios,
codicia, malicia,
fraude, desenfreno, envidia, calumnia, arrogancia,
desatino.
Todas esas maldades salen de dentro y contaminan al hombre.
7,24-31
Desde allí se puso en camino y se dirigió al
territorio de Tiro. Entró en una casa con intención de pasar desapercibido, pero
no logró ocultarse.
Una mujer que tenía a su hija
poseída por un espíritu
inmundo se
enteró de su llegada, acudió y se postró a sus pies.
La mujer era pagana,
natural de la Fenicia siria.
Le pedía que expulsase de
su hija el demonio.
Le respondió:
Deja que se sacien
primero los hijos. No está bien quitar el pan de los hijos para
echárselo a los perritos.
Ella replicó:
Señor, también los perritos,
debajo de la mesa, comen de las migajas de los niños.
Le dijo:
Por eso que has dicho,
ve, que el demonio ha salido de tu hija.
Se volvió a casa y encontró a la hija tendida
en la cama; el demonio
había salido.
Después salió del territorio de Tiro, pasó por Sidón y se dirigió al mar de Galilea atravesando los montes
de la Decápolis.
JUSTIFICACION DE LA ESTRUCTURA
La sección de Marcos 7,1-23 podemos dividirla
en tres partes:
7,1-13: Controversia con los fariseos y
escribas llegados de Jerusalén.
7,14-16 Enseñanza a la multitud sobre la
situación originada por la discusión.
7,17-23 Petición de los discípulos de una
explicación a parte.
Esta misma estructura es la que hemos
encontrado en Marcos 3,20-4,41:
Controversia sobre el poder de expulsar
demonios;
Enseñanza en parábolas a la multitud;
Explicación a solas a los discípulos sobre el
misterio del Reino, sobre los que están dentro y los que están fuera.
Allí explicó Jesús el “dentro-fuera” en
relación al Reino. En el relato actual explica el dentro-fuera en relación con
el corazón del hombre.
El relato de la controversia se relaciona
también con Marcos 2,18-22. Allí le preguntan por qué sus discípulos no ayunan.
Aquí le preguntan por qué comen sin lavarse las manos. En ambos relatos está el
tema del comer.
En el relato sobre el ayuno se dice “a vino
nuevo, odres nuevos”.
Como veremos, los odres viejos son la
“tradición de los mayores” que no pueden contener el vino nuevo del amor de
Dios. El mandamiento de Dios necesita odres nuevos.
No se trata de ayunar o de comer habiéndose
lavado las manos. Lo verdaderamente fundamental es comer con todos y compartir
el pan con todos, pues el amor de Dios es universal.
El vino viejo es la tradición de los mayores,
que no habita el corazón. El vino nuevo es el mandamiento de Dios gravado en el
corazón del hombre por el Espíritu.
Eso es lo que Jesús explicará luego a la
multitud y a los discípulos a parte, porque tampoco ellos acaban de comprender
lo de dentro-fuera.
En Marcos después de las parábolas tenemos la
travesía en barca y la curación del geraseno.
En nuestro texto la travesía en barca viene
remplazada por el viaje de Jesús a
tierras de tiro y la curación de la hija de la siriofenicia.
COMENTARIO
MARCOS 7,1-23
El vocabulario abre el camino para la
interpretación del texto. Las palabras Comer y panes se repiten seis veces;
preceptos humanos, tradición de los mayores, siete veces; precepto de Dios,
tres veces. El relato une pues estos tres temas: el comer los panes sin lavarse
las manos, el precepto humano, el precepto de Dios.
Podemos dividir el relato, como hemos
dicho, en tres partes:
Controversia con los fariseos y con los
escribas que han venido de Jerusalén;
Enseñanza al pueblo;
Instrucciones a solas para los discípulos.
Es la misma estructura de base que
encontramos en la parte de las parábolas aunque menos desarrollada.
La controversia:
Se acercan a Jesús los fariseos y los
escribas porque han visto que "algunos" de sus discípulos no se lavan
las manos para comer. Como dice el texto comen los "panes" con manos
profanas. A continuación Marcos explica las costumbres de los fariseos. Viene
después la acusación hecha a Jesús y la respuesta que El les da.
¿Qué significa comer los panes con manos
profanas, impuras? El mismo texto nos da la explicación: "sin lavarse las
manos" El lavarse las manos antes de comer es un signo identitario que
distingue a los judíos de los paganos y que conlleva un juicio de impureza
sobre los paganos. Eliminar el gesto de lavarse las manos es dejar de lado un
rasgo de su sacralidad e identidad como pueblo y eliminar un signo de
distinción con otros pueblos. La tradición de los mayores crea separación,
cultiva el sentido de superioridad sobre los otros pueblos debido a la
sacralidad de Israel. Crea una distinción dentro-fuera bien concreta en
relación con el pueblo.
¿Qué comen? El texto dice "los
panes". Utiliza el plural en lugar del singular que es el que puede
expresar el comer en general, "comer el pan". Los panes en plural,
probablemente, hacen alusión al relato de la multiplicación. Han comido los
panes sin lavarse las manos, eliminando la distinción entre quienes son fieles
a la ley y quienes no lo son, entre puros e
impuros. Si tenemos en cuenta el relato del fariseo y el publicano vemos
que la tradición de los mayores establece la división entre los fieles y los
infieles, entre el verdadero pueblo y los que no son el pueblo judío.
Marcos explica luego algunos elementos del
ritual de los fariseos y de los judíos. Lavan los alimentos, limpian las ollas,
no comen sin lavarse.
Este ritual es el que sirve de fundamento
para la acusación que los fariseos y escribas hacen a Jesús y para la respuesta
que va a dar Jesús.
Los fariseos acusan a los discípulos de no
seguir la tradición de los mayores que para ellos tenía tanta o más importancia
que la ley escrita.
Jesús comienza su respuesta utilizando al
profeta Isaías para poner de relieve cual es la actitud de los fariseos. El los
califica de hipócritas: lo exterior y lo interior, el dentro y el fuera no
coinciden en sus vidas.
Honran a Dios con los labios (exterior) pero
su corazón (interior) está lejos de Dios. Su culto es vano porque su enseñanza
es una enseñanza de los hombres (exterior).
Jesús les reprocha el que dejen de lado
"el mandamiento de Dios" para seguir la tradición de los hombres.
¿Cuál es el mandamiento de Dios? En Marcos
12,28-31 se dice cuál es el mandamiento de Dios. Ante la pregunta del escriba
sobre cuál es el principal mandamiento, Jesús responde:
El primero es: escucha Israel amarás al Señor
tu Dios
El segundo es: amarás al prójimo como a ti
mismo.
La conclusión es chocante: más grande que
éstos no hay otro mandamiento. Y el escriba responde: Muy bien, maestro, es
verdad lo que dices: que es uno solo y
no hay otro fuera de él. Jesús le dice: no estás lejos del reino de Dios.
La respuesta no deja de ser llamativa. Jesús
habla de primero y segundo para concluir no hay mayor mandamiento que estos; y
el escriba habla de un mandamiento. El mandamiento de Dios es el que une el
amor a Dios y el amor al prójimo en un único mandamiento. Lo que los escribas
hacen siguiendo la tradición de los hombres es separar este mandamiento en dos.
El mandamiento de Dios se queda sin principio de verificación y puede ser
manipulado según los propios intereses. Podemos decir aquí lo que Jesús dice en
la controversia sobre el divorcio: lo que Dios ha unido que no lo separe el
hombre (10,9)
Jesús va a ilustrarlo con un ejemplo. Moisés dijo:
Honra a tu padre y a tu madre. El que maldice a su padre o a su madre es reo de
muerte.
En la unidad del mandamiento esto significa
que el honrar padre y madre es el modo de amar a Dios, es algo que Dios quiere.
Los fariseos lo separan. Si el dinero que
tengo para cuidar y honrar a mis padres lo doy como don al Templo (corbán), el
mandamiento de honrar al padre y a la madre ya no me obliga.
El dinero dado al Templo es expresión de
mayor amor a Dios que el cuidado de los padres. El Templo ocupa el lugar de
Dios. Separando a Dios del amor al prójimo es como ha nacido la tradición que
viene de los hombres. Dios es puesto al servicio de los intereses particulares
de los jefes religiosos. El Templo que debe ser lugar de oración para todos los
pueblos, se ha convertido en una guarida de ladrones. Han separado a Dios de lo
que quiere Dios, para poder atribuir a Dios lo que ellos quieren. Este es el
proceder que siguen en muchas cosas: de éstas, hacéis muchas.
Honrar a Dios con los labios es una honra
vana pues sirve para justificar el propio querer y la propia voluntad. Honrar a
Dios con el corazón es hacer aquello que Dios quiere, es mantener unidos el
amor a Dios y el amor a los hombres.
Llama a la multitud.
La multitud no ha estado presente en la
controversia, pero Jesús les llama para que no se dejen engañar por la lógica y
el proceder de los fariseos y escribas. Aquí el pueblo ocupa el lugar de los
que estaban alrededor de Jesús en 3,32 cuando El dice quiénes son su familia,
los que hacen la voluntad de su Padre, y a quienes explica las parábolas junto
con los doce (4,10).
Empieza diciéndoles: "escuchad y
comprended" para que no os pase como a los que están fuera del misterio
del reino, que escuchan y no entienden (4,12).
Jesús quiere seguir profundizando con ellos
en el misterio del reino, en el dentro y fuera,
como hizo en el relato de las parábolas. Jesús enuncia un principio:
nada exterior puede hacer profano al hombre. Ni el ritual, ni la raza, ni la
nación pueden hacer profano al hombre. El principio de la creación debe ser
aplicado: Dios creó todo y vio que todo era bueno.
Lo que hace profano al hombre es lo que sale
de su corazón. Es el corazón el que puede profanar la creación. El dentro o
fuera se establece en el interior del corazón. Nada que viene de fuera puede
contaminar.
“Con esta enseñanza Jesús se opone no solo a
los preceptos de purificación de los escribas, sino también a las disposiciones
de la Ley que en Levítico 11 – 15 habla de los animales puros e impuros, de
leprosos y de diferentes circunstancias sexuales. El significado incisivo de
esta enseñanza por la impostación de la vida y por la relación con los paganos
ha sido comprendida solo por los grandes de la Iglesia primitiva (cfr. Gál 2, 11 -16)[1]
Los discípulos a solas.
Le preguntan por el sentido de la
"parábola". Lo dicho por Jesús hasta ahora no es ninguna parábola. Si
ellos lo llaman parábola es signo de que no entienden y que se están quedando
fuera del misterio del Reino. Ellos deberían comprender plenamente el sentido
de lo que Jesús acaba de enunciar. Eso es lo que les va a reprochar Jesús:
"¿Vosotros también carecéis de inteligencia?"
Lo de fuera no hace profano al hombre. Lo que
sale del corazón es lo que puede hacer profano al hombre, es decir, lo que
puede separarle del ámbito de la relación con Dios.
“A la cabeza de esa doble lista aparecen los “malos pensamientos”. La
estructura gramatical del texto sugiere que todos los demás males se encuentran
en oposición a esta categoría abarcadora,
ya que “los malos pensamientos” precede al verbo proceder (proceden)
mientras que los restantes males siguen después. Estos “malos pensamientos”
parecen formar la versión marcana de la “mala inclinación”, que aparece en el
rabinismo, aunque se encuentra enraizada en la Biblia”[2]
Del interior salen las intenciones malas
Mala
conducta, Robos, Muertes
Adulterios,
Codicias, Perversidades
Engaños,
Desenfreno, Envidia
Injurias,
Vanidad, Irracionalidad
Esto es lo que sale del corazón y hace
impuro.
Todas las conductas enunciadas dicen relación
a los demás y a uno mismo, no relación a Dios. En la perspectiva del
"mandamiento", esto es lo que no da culto a Dios.
"Fíjense de paso en que lo que Jesús
denunció como causa de maldición y de muerte para el hombre no aparece nada que
se refiera directamente a Dios, son doce situaciones de relación injusta,
alterada, respecto de los hombres. Allí es donde se juegan las cuestiones de
vida o muerte para el pueblo. A Dios no se le ofende directamente; en lo que se
hiere al Padre, que ama la vida, es en el incumplimiento de su proyecto de
vida; lo que va contra la vida de sus hijos es lo que de verdad ofende al Padre"
“¿Cómo puede manchar a los humanos lo que
sale de su interior? Quizá debamos responder diciendo que el hombre es
esencialmente un ser en relación con los demás; en esa línea podemos añadir que
aquello que sale de dentro y destruye las relaciones humanas destruye también
algo que resulta esencial para la salud de los individuos”[3]
MARCOS 7,24-31
Curación de la hija de la sirio fenicia. Lo
podemos estructurar de la siguiente manera:
24 a Introducción
24 b-26 salida de Jesús hacia Tiro y
encuentro con la mujer que le pide la curación de su hija.
27-29 Diálogo
30-31 Separación, la hija ha sido curada.
En la introducción, Jesús se dirige solo
hacia la región de Tiro y Sidón. Los discípulos no le acompañan, quizá porque
es tierra pagana. Cuando se dirigieron a Gerasa, no bajaron de la barca, ahora
no acompañan a Jesús.
Entra en una casa. Quizá, quiere realizar en
territorio pagano la experiencia que mandó realizar a los discípulos cuando les
envió en misión de dos en dos (Marcos 6), la experiencia de la hospitalidad y
de la acogida.
No quiere ser reconocido. La expresión es
utilizada aquí y en el segundo anuncio de la pasión (Marcos 9,30), donde Jesús no desea ser
reconocido para poder enseñar a los discípulos. El no querer ser reconocido
expresa la importancia de lo que Jesús quiere hacer. Quiere entrar en una casa
y permanecer allí. No quiere anunciar ni hacer milagros, quiere vivir la
experiencia.
Encuentro con la mujer siriofeniicia:
Jesús no consigue pasar inadvertido, como,
tampoco, consigue retirarse a solas con los discípulos a su vuelta de la misión
para ir a un lugar desierto (Marcos 6, 33). Una mujer se da cuenta de su
presencia y acude a Él para pedirle que expulse al demonio que posee a su hija.
Ya en 3,8 Marcos ha dicho que la gente de
Tiro y Sidón acudía a Él. Jesús no es un total desconocido en la región.
La mujer que tenía una hija con espíritu
impuro, se echa a sus pies y le pide que expulse el demonio de su hija. Sale al
encuentro de Jesús, como Jairo cuando va a pedir la curación de su hija (Marcos
5, 21 – 24). Como Jairo, la mujer se postra a los pies de Jesús. Le ruega que
cure a su hija. De Jairo se dice que era jefe de la sinagoga. La mujer es
griega de origen siro fenicio, pagana.
El diálogo:
Jesús responde a la petición de la mujer. En
su respuesta varias cosas importantes y chocantes:
Dice Jesús a la mujer: no es bueno echar el
pan de los hijos a los perrillos. Deja primero que los hijos se sacien. Esta
respuesta expresa una jerarquía, aunque no sea una verdadera exclusión,
"primero" no significa exclusión.
Después que coman los hijos, puede darse de
comer a los demás. Para que puedan comer los otros, deben estar saciados los
hijos. Pero en la multiplicación de los panes se ha dicho que los hijos han
quedado saciados y ha sobrado. Luego existe, al menos, la posibilidad de repartir el pan a los
demás. Jesús está anunciando implícitamente la próxima multiplicación de panes
a los gentiles Marcos 8.
Jesús contrapone hijos, que es el pueblo de
Israel, a perritos, que son los paganos. Esta es la idea que tienen los
fariseos y el pueblo judío de los paganos y que Jesús utiliza en su diálogo con
la sirio fenicia. Es cierto que en la multiplicación han sobrado panes, pero
esos panes son de los hijos y no está bien dárselos a los perrillos. Ese es el
pensamiento judío como pensamiento particularista y exclusivista.
La mujer responde, tomando pie de la
respuesta de Jesús. Los perros, debajo de la mesa, comen las migas que les
echan los niños. Admite la jerarquía de Jesús: los que están a la mesa y los
que están debajo de la mesa. Pero da un salto. No habla de hijos sino de niños.
Cuando Marcos utiliza la palabra niño, estos
siempre representan al pueblo: hija de Jairo, el niño epiléptico, y aquí.
Representan al pueblo que debe ser alimentado y cuidado.
Pero los niños son también los que acogen el
reino de Dios, los que están en la casa sirviendo. Cuando los hijos se hacen
niños y sirven a los demás, hay pan para todos. En 9,33-37 Jesús pone como
modelo de discípulo al niño que está en casa sirviendo. Lo toma en sus brazos y
lo abraza. El que acoge al niño le acoge a Él y al Padre. El niño es el que ha
comprendido el amor de Dios.
Las palabras de la mujer, expresan su fe y su
confianza en Dios. Por eso su hija será curada.
“Si no queremos refugiarnos en
racionalizaciones, y no hay nada en el texto que pueda poyarlas, debemos
aceptar el hecho de que las palabras de Marcos 7, 27, tal como fueron
pronunciadas por el Jesús histórico, suponen un rechazo; y que ese rechazo
posiblemente se apoyaba en el hecho de que Jesús estaba convencido de que su
misión se limitaba a Israel. En esta línea, D. M. Rhoads piensa que esta
postura es la que el mismo Marcos asume en su texto: Jesús cambió su postura
sobre su misión a los gentiles tras su encuentro con la mujer sirio fenicia;
por eso inmediatamente después demostró su nueva actitud caminando “por medio
de la Decápolis” que era una región gentil”[4]
Separación:
La hija está endemoniada. Está dominada por
una ideología violenta que no acepta esa jerarquía judía. La comprensión del
amor universal de Dios va a curarla de esa ideología violenta.
Cuando su madre vuelve a casa la encontrará a
la "mesa", dispuesta para comer. La alusión que hace el texto a los
panes y el empleo de la palabra “kline”, mesa,
lleva a traducir “kline” por mesa, diván. La palabra kline es utilizada
aquí y en 4,21, la lámpara no debe ponerse debajo de la "mesa". Ahora
alumbra la lámpara que estaba bajo la mesa y se revela el misterio de Dios. El
amor universal de Dios se ha revelado. Lo que estaba oculto se ha manifestado.
Se ha revelado porque la mujer ha creído en este amor universal de Dios que
también da de comer a los perrillos.
De aquí Jesús vuelve hacia la región de
Galilea atravesando la Decápolis.
[1] Klemens Stock. Marcos.
Comentario contextual al segundo evangelio. Ediciones ADP. Roma 2003 p. 128.
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